Humillada, acosada y despedida: una peluquera logra justicia y recibirá 75.000 euros

28/04/2025

Humillada, acosada y despedida: una peluquera logra justicia y recibirá 75.000 euros

La valiente denuncia de una trabajadora de Vigo destapa un grave caso de acoso sexual en su empresa. La Justicia le da la razón y marca un precedente.

Una historia de dolor, valentía y justicia ha sacudido el mundo laboral en Galicia. El Tribunal Superior de Justicia de Galicia (TSXG) ha condenado a una peluquería de Vigo a indemnizar con 75.000 euros a una trabajadora que fue acosada sexualmente por su jefe y despedida tras atreverse a denunciar los abusos.

Lo que empezó como un viaje de trabajo rutinario se convirtió en una pesadilla. La empleada, que llevaba más de diez años trabajando en el salón, fue obligada a compartir una habitación de hotel con su jefe, quien intentó propasarse con ella durante la estancia. A pesar de su rechazo firme, al regresar al trabajo la situación no mejoró: mensajes incómodos, insinuaciones y un ambiente asfixiante la rodearon día tras día.

No se quedó callada. Frente a sus compañeras, alzó la voz. Denunció el acoso, reclamó el respeto que merecía. Y la respuesta de la empresa fue fulminante: despedida, acusándola de desobediencia y de manchar el nombre del negocio.

Un fallo histórico que protege a las víctimas

La peluquera no se rindió. Luchó en los tribunales y su coraje fue recompensado. El TSXG no solo anuló su despido, sino que triplicó la indemnización inicial al reconocer el profundo daño moral sufrido. Una cantidad que, en palabras del propio tribunal, "no solo compensa una pérdida económica, sino el sufrimiento, la ansiedad y la humillación padecida".

El alto tribunal dejó claro que los comportamientos sufridos —el intento de contacto físico, las notas en la taquilla, el aislamiento en el trabajo— constituyen un grave caso de acoso sexual y una vulneración flagrante de los derechos fundamentales de cualquier trabajador.

¿Qué puede hacer un trabajador en casos así?

Cuando un despido está motivado por un acto de acoso o represalia, como en este caso, la ley ofrece una protección especial. El trabajador no solo puede ser readmitido, sino que tiene derecho a optar por no regresar a la empresa y, aun así, cobrar la indemnización y todos los salarios perdidos.

La sentencia marca un camino esperanzador para quienes, por miedo o presión, no se atreven a denunciar: la Justicia empieza a ser más contundente contra quienes abusan de su poder.

Un recordatorio urgente para las empresas

Este caso no solo es un triunfo individual, sino un aviso claro: el acoso no puede ser tolerado en ningún entorno laboral. Las empresas tienen la obligación de prevenirlo, detectarlo y actuar con contundencia cuando ocurre.

La valentía de una trabajadora ha logrado lo que muchos callan: demostrar que denunciar sí sirve. Que el silencio protege al acosador, pero la verdad protege a la víctima.

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